Cuando la negra inquietud
no cabía más en mi pecho
desaté los goznes de la puerta
que lleva a estancias
en que se tiñe de tránsito
el vacío de mis entrañas
acuciadas por todos mis vicios:
beber, fumar, dormitar en los rincones
en que se arrellanan
sobados recuerdos, miradas perdidas,
un corazón en movimiento
al compás de la ciudad.
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