¡Qué poco consistente
esta anestesia profunda
este insistente perfume!
Con qué facilidad se desvanece
el humo del tabaco, la música
que suena ya demasiado lejos.
pero no hay sostén
que me reconponga
de la torpeza de olvidar
la luz, la voz, el mar.
Y sigue este corazón
latiendo sin compás.
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