miércoles, 28 de abril de 2010

A veces

A veces me pregunto
cuanto más podré vivir aquí
bajo el techo inclinado
la luna en la buhardilla
la nave sobre la calle.

Pero voy viviendo y respirando
y a veces me quedo frente al mar
por la mañana
cuando el resto del mundo
huele a plomo y a fruta madura.
.
Así me acuesto y me levanto cada día,
y subo y bajo las escaleras
peldaño a peldaño.
Hago y deshago,
destruyo y cinstruyo
recorro la calle
como un largo pasillo.

Si alguna vez pudiera
haber olvidado
quien fui y quien fuiste,
el corazón encendido,
el fuego que ya no quema
ni recorre tu espalda.

Pero este es el mundo que tengo
el que me han dejado
por mis pecados y soberbia:
la luna en la buhardilla
el techo inclinado.

Y a veces me pregunto
cuánto más seguiré aquí,
cargando la noche a cuestas,
dormiendo a un lado de la cama,
ordenando y desordenando,
respirando a pleno pulmón
el aroma a plomo
y a plástico y polen
que trae el viento al atardecer
hasta este cuarto abandonado

Aquí entretengo mis horas
recordando viejas tormentas
que ya no abaten los montes
ni inundan las torrenteras
que bajan furiosas hacia el mar
aún el mismo que cada mañana
contemplo absorto y en silencio
mientras me pregunto
cuánto más
podré vivir aquí.


Torre del Mar, Vélez-Málaga, Invierno 2009

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